El insomnio se define como dificultad para iniciar o mantener el sueño y puede manifestarse como dificultad para conciliar el sueño (insomnio inicial), despertarse frecuente durante la noche o despertarse muy temprano por la mañana, antes de lo planeado (insomnio terminal). 1 Según la duración del problema también puede dividirse en insomnio agudo si dura menos de 4 semanas, subagudo cuando tiene una duración de entre 4 semanas y 6 meses, o crónico si dura más de 6 meses. La queja más frecuente asociada al insomnio es la somnolencia diurna, baja concentración e incapacidad para sentirse activo durante el día.
El insomnio puede deberse a muchas causas, entre ellas insomnio primario, estrés, trastornos psiquiátricos como la ansiedad o la depresión, insomnio relacionado con alteraciones del ritmo circadiano ciertos medicamentos. En la actualidad, es frecuente la prescripción de fármacos para el tratamiento a corto plazo del insomnio, sin embargo el tratamiento farmacológico debe evitarse durante periodos de tiempo prolongados, y es conveniente en ciertos casos de insomnio crónico el uso de otras técnicas, como la terapia conductual, cognitivo-conductual. Es importante el uso de medidas generales o higiene del sueño, entre ellas seguir un horario lo más regular posible.
El insomnio puede tener orígenes diversos:
• Situaciones generadoras de estrés temporal o crónico, debido a problemas o preocupaciones laborales, familiares,
sexuales, económicas, etc.;
• Las condiciones físicas del espacio en el que se descansa;
• Hábitos irregulares del sueño, así como cambios frecuentes de horarios a la hora de irse a dormir o de levantarse;
• Malos hábitos alimenticios (cenas copiosas, irse a la cama con hambre);
• Consumo de sustancias excitantes del sistema nervioso (té, café, alcohol, bebidas con cola, tabaco y drogas varias);
• Tras intervenciones quirúrgicas (las patologías orgánicas que vienen acompañadas de dolor suelen ser causantes
de dificultades para dormir);
• Abstinencia del alcohol o de otras sustancias depresoras del sistema nervioso;
• Efectos secundarios de los medicamentos;
• Trastorno de estrés post-traumático: después de algún accidente, de un golpe, de un traumatismo o de alguna otra
situación estresante (generalmente intensa y repentina)es posible que el individuo tenga dificultades leves o graves
para descansar;
• Estados de ansiedad excesiva (véase crisis de ansiedad y ataque de ansiedad).
El descanso es fundamental para el organismo, con una finalidad restauradora: es esencial para la conservación de la energía y la termorregulación, y en general para que podamos ser capaces de tener un grado satisfactorio de vigilancia y atención durante el día. De este modo, la falta o una calidad pobre del mismo puede traer consecuencias tales como:
• depresión
• dificultades de concentración
• somnolencia diurna
• cansancio constante
• accidentes de tráfico y laborales
• irritabilidad
• dificultades de memorización
• desorientación existencial
• conflictos